El 17 de marzo de 1992, el edificio de la sede diplomática del Estado de Israel ubicada en Arroyo y Suipacha sufrió un atentado que se llevaría la vida de 22 personas. Hoy 30 años después, la Justicia sigue en falta con la causa.
Fue aproximadamente a las 14:47 cuando un coche bomba subió a la vereda de Arroyo 916 para hacer volar la embajada en un ataque terrorista que luego se determinó fue perpetrado por la Jihad Islámica, brazo armado de Hezbollah que responde a Irán los culpables jamás fueron hallados. En 2010 el embajador de Israel en Argentina, Daniel Hazit, contó que la Mossad había llevado adelante una investigación de los acontecimientos, sin arrojar resultados.
La investigación estuvo siempre plagada de trabas e inconsistencias, hasta muchos años después no se supo el número real de víctimas que luego fue pactado en 22, nunca quedó claro que coche fue el que el detonador de la explosión, que durante mucho tiempo se pensó que era una traffic pero luego se determinó que era una camioneta Ford e incluso la tesis inicial fue que nunca hubo ningún coche. El presidente Carlos Menem habló de la responsabilidad de los carapintadas en el atentado. La investigación de la Corte tampoco supo, ni averiguó, quiénes y de qué manera habían colaborado en el país con los terroristas de Hezbollah en la logística y en la posterior cobertura del ataque a la Embajada.


Ese día, el embajador Shefi se salvó al irse de la embajada minutos antes del estallido, quien no logró irse fue la esposa del cónsul Eliora Carmon, siendo una de las 22 personas (anteriormente se creía que eran 29) fallecidas en el atentado siempre se recuerda la labor de las gente que se encontraba a los alrededores, los bomberos y el personal así como la ineficiencia de las autoridades, las implicancias de los sectores públicos y la injusticia que hoy persiste 30 años después. En 1994 el país sufrió otro atentado dirigido a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) de similar modus operandi y un desenlace también semejante.
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