A 4 meses de las históricas y espontáneas manifestaciones del 11 de julio, el pueblo cubano había decidido salir el día lunes 15 de noviembre, el conocido como «15N», a manifestarse nuevamente en las calles de manera pacífica para exigir «un cambio» y la liberación de los presos políticos. La instrucción para los participantes era vestir de blanco.

Ante esta situación, el Gobierno cubano acusó a los organizadores de ser agentes entrenados y financiados por el Gobierno norteamericano para provocar un cambio de régimen. Razón por la cual prohibieron la manifestación y amenazaron con sanciones penales a quienes participen en la misma.
Como si no fuera suficiente con las amenazas anteriormente mencionadas, el gobierno que dirige Miguel Díaz-Canel ordenó encarcelamientos domiciliarios a reconocidas figuras, quitó las credenciales a los periodistas internacionales y se cortó el servicio de internet a miles de usuarios, para evitar el acceso y la propagación de información sobre lo que sucede en la isla.
Además de lo anterior, el régimen persigue a todas las personas que quieran manifestar su reclamo de mayor libertad y mejoras tanto económicas como sociales.

Ante toda esta situación, desde la Casa Blanca se condenó la represión del régimen cubano contra las protestas: «Ante las manifestaciones pacíficas, el régimen cubano desplegó una serie de duras penas de prisión, detenciones esporádicas, tácticas de intimidación y actos de repudio, todo en un intento de silenciar la voz del pueblo cubano que clama por un cambio», dijo Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional en un comunicado.
Mientras tanto, en nuestro país se dio un hecho llamativo. Según informó el diario Perfil, por un lado, en la Embajada de Cuba miles de ciudadanos se acercaron a protestar en contra del régimen castrista. Por otro lado, agrupaciones de izquierda se manifestaron en defensa de la dictadura de Díaz-Canel, también pidieron finalizar el «bloqueo económico» sobre la isla y la no injerencia de Estados Unidos en la política interna del país caribeño.

En estos días, muchos disidentes, promotores de la manifestación y periodistas independientes denunciaron a través de redes sociales que fueron bloqueados en sus casas por agentes de la Seguridad del Estado, según indica el medio Infobae.
Por su parte, Díaz-Canel denunció la «intención de subvertir el orden interno» y «campañas mediáticas contra Cuba».
En este contexto, Antony Blinken, Secretario de Estado de los Estado Unidos, pidió al régimen cubano que «respete los derecho humanos de los cubanos y les permita reunirse pacíficamente», también instó a que les permita «hacer uso de sus voces sin temor a represalias o violencia por parte del gobierno» y pidió mantener «la conexión a internet», en referencia a los mencionados cortes de servicio de red para evitar informar lo que sucede en la isla.