El golpe recibido por el Frente de Todos en las elecciones primarias, como era de esperarse, lleva al oficialismo a replantearse muchas cosas de cara a las elecciones generales de noviembre. Ya sea por cansancio del electorado respecto a un modelo económico que no muestra signos de recuperación, sea por apostar a otro modelo económico diferente, en busca de mayor prosperidad, o por simple rechazo a la ideología oficialista, la ciudadanía decidió en gran parte del país, enviar un mensaje de hartazgo al gobierno de Alberto Fernández.
Anoche, tras conocerse los resultados oficiales, Fernández salió a dar la cara ante los medios para asumir la derrota. La imagen que se vio fue una demostración de todo, excepto de la unión dentro de las filas del partido encabezado por el actual Presidente. Habló él sólo, mientras tanto, los demás representantes del partido se mantenían detrás, en una sola fila, como si el mensaje fuera: «El único responsable es él».
«Escuché el veredicto» dijo, «en esta enorme encuesta que son las PASO», intentando restarle importancia al resultado electoral. Además, dejó entrever que insistirán en la polarización, en la disputa entre dos modelos. Un dato curioso, esta vez Cristina no se atrevió ni a corregirlo, ni a quitarle el micrófono, mucho menos se acercó para hablar, como sí lo hizo en actos anteriores al cierre de campaña, donde todavía el FdT esperaba 2 o 3 puntos de diferencia en la provincia de Buenos Aires y una derrota ajustada o un empate, a nivel país.

Ahora bien, algo debe quedar claro de esto, pese a las intenciones del oficialismo y la bajada de línea de «presidencializar la derrota», para dejar impolutos al resto de los referentes del partido, la realidad es que los responsables son tanto Alberto, como Cristina, Axel Kicillof, y los demás seguidores, ya que ni Sergio Massa ni Cafiero salen bien parados de toda esta situación.
Los motivos son simples y de conocimiento público, desde el intento de estatizar Vicentín, hasta la mala administración de las restricciones en la pandemia, la profundización de la crisis económica y social, los privilegios del poder, explicados casos como el vacunatorio VIP y finalmente, la gota que rebalsó el vaso, la filtración de las fotos de los festejos de la primera dama en Olivos.

¿Cómo sigue esta historia?
Existe cierto temor, no sin fundamentos, acerca de la posibilidad concreta de que el Gobierno, ante este golpe opte por radicalizarse aún más. «Tal vez no se repartió la plata suficiente»; «Tal vez no se publicitaron los precios cuidados de manera adecuada»; «Tal vez la ayuda social no alcanza a atender la demanda»; son suposiciones que pueden surgir. Otro camino, un tanto más difícil, pero no imposible, es la opción de intentar dar un giro de 180 grados, con el fin de disminuir el enojo y malestar de la sociedad. En esta idea entrarían las opciones de cambio profundo dentro del Gabinete, aunque en el día de hoy, el Presidente Fernández haya descartado esa posibilidad.
Sin duda habrá mayor tensión en la relación entre Presidente y Vice, quedan dos meses para las elecciones generales, habrá que esperar a ver qué medidas toman para intentar lavar la cara del Gobierno.
Última curiosidad: Esta es la cuarta derrota del cristinismo en elecciones de medio término, las anteriores fueron en 2009, 2013, 2017 y las PASO 2021.
