El presidente de Kasajistán, Kasim-Yomart Tokáyev, acaba de dimitir a su cargo, en medio de los conflictos que sufre el país por el aumento en los precios del gas. Su renuncia fue presentada mediante un decreto presidencial, en medio de protestas que se expandieron por todo el país euro-asiático.
Recordemos que los conflictos en Kasajistán se originaron en Año Nuevo, a causa del aumento en el precio del combustible. Las protestas fueron ganarndo poder y expansión, y en estos días, los manifestantes llegaron incluso a asaltar e incendiar edificios públicos.
El Gobierno, inicialmente, respondió con un cambio de gabinete y la reversión de la suba del precio del combustible, pero esto no fue suficiente y, finalmente, decidió imponer el Estado de emergencia en la capital, Nur-Sultan (donde también rige el toque de queda), la ciudad de Almaty y la provincia petrolera de Mangystau, donde comenzaron las protestas.
El conflicto no sólo se focaliza en el aumento del combustible, sino que involucra además un repudio social hacia el antiguo mandatario del país, Nursultan Nazarbayev, quien fue el último líder vigente del entonces Partido Comunista, formado durante la existencia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), manteniéndose en el mando hasta 2019, pero que aún continúa con gran poder en el ámbito político del país, dado que su familia forma parte en puestos estratégicos del gobierno y la administración de las fuerzas de seguridad.
Actualmente y previo a su dimisión, el presidente Tokáyev dialogó con Vladimir Putin, presidente ruso, llegando a un acuerdo con la Secretaría de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (con sede en Rusia), solicitando el envío de tropas por parte de Rusia, Bielorrusia, Armenia, Tayikistán y Kirguistán, con el fin de poder “estabilizar” el clima social en las calles kasajas.