Espert contra el mundo

El día de ayer por la noche pudimos sintonizar directamente desde TN, y diversos medios que retransmitían, el debate entre los diputados por la Provincia de Buenos Aires. Este evento no pasó desapercibido por la gran mayoría de ciudadanos que se preocupan por quiénes aspiran a representarlos en el Congreso, aunque también vale mencionar que una porción del electorado ya bajó los brazos con el país en general, y prefirió ponerse al día con la facultad o Netflix, campos que también son válidos. 

Los qué sí acompañamos el evento, pudimos sorprendernos al toparnos con algo distinto al debate anterior. En lo personal, peco de decir que también puse todas las expectativas en el debate de CABA, y poco en el de PBA, siendo que la satisfacción recibida fue inversamente proporcional. 

Partiendo con los moderadores, en relación al encuentro anterior, mejoraron, ya que ayer directamente no estuvieron presentes, situación que fue más favorable para el recibimiento, en vez de evidenciar constantemente su falta de autoridad, para con los candidatos. Con estos últimos, notamos un aire fresco y con un foco más distribuído de forma pareja, notando un buen desempeño general (teniendo en cuenta la ponderación entre quienes destacaron y quienes no). 

Iniciando desde la grieta, destacó la actitud de Tolosa Paz para defender lo indefendible, teniendo un buen semblante para la réplica, sin mirar, claro, sobre los propios errores de su partido y recurriendo incontadas veces al justificante emblema del Frente de Todos: “ah, pero Macri…”, estando ante la presencia de la falacia ad Mauricium Macrum. A Diego Santilli se lo vio un tanto menos firme, gran parte de su discurso se centró en tratar de desviar los reiterativos ataques de Paz y Espert (este último abordado más adelante), además, de que se podría entender una parte importante de su discurso como una reconversión de políticas aplicadas en CABA, que buscan adaptarse en PBA; de todas formas, esto no lo dejó sin lugar para replicar contra el FdT, destaco su frase, en respuesta a una crítica de Tolosa Paz a María Eugenia Vidal, exgobernadora de PBA: «Estuvo cuatro años, ustedes estuvieron 28 años y dejaron una Provincia destrozada y devastada, algo que los bonaerenses quieren cambiar…».

Respecto a Cynthia Hotton, sólo destaco la falta de equidad en el tiempo que se le asignó, ya que tuvo buenas ideas en su discurso, pero no fue capaz de plasmarlas, dadas las constantes interrupciones, en gran mayoría atribuídas a su falta de capacidad para “plantarse” ante los discursos de los otros candidatos. Algo parecido le pasó a Randazzo, quien, además de estar al extremo derecho de las posiciones, lejos de la tensión entre los presentes, durante momentos clave del debate se mantuvo en completo silencio; en mi opinión, esto fue a causa de que, habiendo pertenecido anteriormente al núcleo duro del kirchnerismo (ex ministro del interior y de transporte, durante el último mandato de Cristina Kirchner) no pudo salir en su crítica, y tampoco haber buscado apoyo en Juntos por el Cambio. Sus palabras se percibieron como un intento de “paz armada”. En pocas palabras, fue tibio. 

El foco que tuvo Nicolás Del Caño fue distinto esta vez, no gracias a las clásicas propuestas del FIT (jornada laboral de 6hs, distribución del ingreso de grandes empresarios, rechazar el pago del FMI, entre otras), sino al choque constante que tenía con Espert, en donde El Profe “no dejó títere con cabeza”, tirando chicanas a los representantes del oficialismo, la oposición y la alternativa de izquierda, sobre todo con esta última. Uno de los momentos destacados y cómicos, fue en el que Espert, al haber sido interrumpido por Del Caño, este “le hizo chitón”, causando no solo el acallamiento del candidato de izquierda, sino también las risas del resto de candidatos y del estudio en general. Destacaron también las acciones “atípicas” en el cara a cara que tuvieron ambos candidatos, no faltando más de una vez los silencios o desvíos de Nicolás ante las cuestiones de Espert, además de las idas y venidas con que José Luis lo llevaba. 

A Espert siempre se lo vio tranquilo y firme en sus argumentos, dando a notar una preparación excelsa, sin lugar a dudas, que demuestra la fuerte convicción que tiene y que representa con sus ideas. Nunca dio brazo a torcer, e incluso dejó a los candidatos eximiendo sus culpas entre ellos, como se vio en reiteradas veces, cuando él argumentaba contra Paz y Santilli, quienes se “pateaban la pelota”, sin reconocer nada del fracaso de ambas gestiones de gobierno que representan. En mi opinión, el ganador indiscutido del debate fue José Luis Espert, no sólo por sus ideas claras que defiende desde hace décadas, sino también por su gran capacidad de oratoria y sugestión que supo tener con el resto de candidatos. Estuvo completamente a la altura de su actuación en el debate presidencial del 2019. Ahora resta esperar a noviembre, para ver qué impacto tendrá este encuentro en las urnas.

Naza White
Escritor y estudiante de Edición editorial (UBA). Redactor para LHDAnoticias.

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