Tras la abrupta retirada de las tropas norteamericanas, ordenadas por el presidente Joe Biden, el país pasa por su peor momento.
Actualmente, la pesadilla no termina y la amenaza de hambruna empuja a las familias afganas a vender en matrimonio a sus pequeñas niñas de apenas 20 días de edad.
El riesgo alimentario ha agravado la situación de las menores afganas, muchas de las cuales son vendidas por sus padres para poder proveer de alimentos a sus familias.
La grave crisis afecta, sobre todo, a las mujeres y niñas, quienes encaran grandes dificultades para acceder a la comida, atención médica y recursos financieros, ha advertido la ONU.
La precaria situación en la que se encontraban las afganas desde hace largo tiempo empeoró significativamente con la vuelta al poder de los talibanes a mediados de agosto de este año, que las privó de acceder a los empleos mejor remunerados y golpeó con gran fuerza a los hogares donde las mujeres son los sostenes de la familia, según datos de la organización Human Right Watch.
En las últimas semanas se han registrado varios casos de venta de menores de edad destinadas a convertirse en esposas incluso antes de llegar a la pubertad.
Los matrimonios infantiles son comunes allí y tienen graves repercusiones en las niñas, afectando a su salud y muy a menudo convirtiéndolas en víctimas de maltrato físico y abuso sexual, denuncia un estudio.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia informa sobre ventas de niñas de tan solo 20 días de edad por una dote.
Estos matrimonios forzados mantienen a las niñas atrapadas en la pobreza, ya que les impiden tener alguna posibilidad de formarse o de obtener un trabajo remunerado, convirtiéndose en víctimas de la denominada “esclavitud contemporánea”. Este problema se agravó cuando los talibanes se hicieron con el control de Kabul y las nuevas autoridades vetaron a las chicas el acceso a la educación secundaria.