En el día de ayer el G20 cerró sus actividades, no sin dejar novedades interesantes, como el acuerdo por el impuesto global a las empresas multinacionales, y diversos compromisos ecológicos.
Sin embargo, en esta oportunidad nos vamos a centrar en las actividades del ministro de economía argentino, quien aprovechó la oportunidad para sentarse a negociar, entre otros, con Kristalina Georgieva, actual presidenta del FMI.
Pero no nos adelantemos y vayamos por partes:
Primera parte: El Plan.
Tras conocerse la decisión de parte del BCRA y de la CNV de actuar restringiendo aún más el mercado que rodea al Dólar Contado con Liquidación (medida que entra en vigencia desde hoy 12 de julio), la idea es asegurarse de que el mercado cambiario se encuentre lo más estable posible de cara a las elecciones legislativas de este año, para este fin Guzmán entiende que es necesario acordar cuanto antes un nuevo programa financiero con el Fondo Monetario Internacional, puesto que sólo ampliar y ampliar restricciones no será suficiente para contener una posible disparada de la divisa norteamericana.
De esta manera, con un programa de fondos que brinde la liquidez suficiente para fortalecer las reservas del Banco Central, será posible sobrellevar una tensión cambiaria que crece y crece a medida que se acercan las elecciones.
En este marco, Argentina espera contar para fines de agosto con una partida de U$S 4.350 millones en Derechos Especiales de Giro (de ahora en más: DEG), que repartirá el Fondo entre sus miembros, esto permitiría, en principio, cubrir vencimientos de deuda con el FMI y reforzar las reservas.
Sólo para orientar a quienes no son especialistas en materia de economía o finanzas internacionales, los Derechos Especiales de Giro son un activo de reserva internacional creado en 1969 por el propio FMI, y sirven para complementar las reservas oficiales de los países miembros. Su valor proviene de una cesta de 5 monedas: el dólar, el euro, el renminbi chino, el yen japonés y la libra esterlina.
Sin embargo, esta partida no es la única que se negocia, dado que para contrarrestar los desbalances externos, el ministro -haciendo uso de la palabra durante la cesión del G20-, volvió a plantear un reparto de los DEG que son destinados a los países ricos, hacia los países de bajos y medianos ingresos, en concepto de donación de los primeros para éstos últimos, medida apoyada también por el gobierno de México, que presentó un proyecto similar.
Segunda Parte: Las reuniones del fin de semana.
El día sábado fue un día particularmente importante en la agenda, dado que se reunió primero con Janet Yellen, titular del Tesoro de los Estados Unidos y luego entabló conversaciones con la titular del Fondo Monetario Internacional Kristalina Georgieva.

«Hemos discutido la idea de crear en el FMI un Fondo de Resiliencia y Sustentabilidad con la asignación de los DEG que se emiten para constituir una nueva línea de crédito con mejores términos», declaró Guzmán al terminar sus reuniones.
«Esta regla busca en cierta medida corregir las asimetrías financieras. Mientras que el fondo debería usarse para financiar las medidas que se requieren para la transformación productiva».
Y añadió: «Seguimos trabajando para solucionar el problema de deuda insostenible con el FMI que dejó a nuestro pueblo la administración anterior», y afirmó que las negociaciones «son constructivas». Esto, dicho pese a las advertencias anteriores que el gobierno argentino había recibido de este mismo organismo, debido a los problemas de inflación, gasto público y la política monetaria.
Tercera Parte: Guzmán y la Ecología.
El tema que cerró el día de ayer el G20 fue la ecología y el cuidado medioambiental, a modo de cierre de esta nota, les dejamos algunas reflexiones de nuestro ministro, sobre lo que entiende se debe hacer para contribuir a mejorar el medio ambiente:
«Hay dos pilares de acción: los precios del carbono que se deben complementar con medidas regulatorias y las inversiones verdes. En ambos frentes existen asimetrías muy importantes entre las naciones del mundo en cuanto al margen de acción».
Y cerró: «La redistribución de los DEG podría financiar inversiones en países en desarrollo. Precios más altos para el carbono en países avanzados será de ayuda para reducir asimetrías, pero debemos tener los elementos para impulsar la transformación productiva que se requiere en los países en desarrollo».
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