
El día de ayer, la Dirección de Contraterrorismo de la Policía de Buenos Aires, allanó el Centro Cultural Kyle Rittenhouse (al que abreviaremos como CCKR en este artículo), ubicado en la ciudad de La Plata, por órdenes del juez Ernesto Kreplak; y detuvo a José Derman (38), militante de la Fuerza Unidaria Argentina (por sus siglas, FUA).

Horas antes, en el perfil de Facebook del CCKR y en su propio canal de Youtube, José Derman había publicado un discurso en donde celebraba el supuesto atentado protagonizado por Fernando Sabag Montiel el día jueves de la semana pasada. Dicho video, titulado Nuestro total apoyo al HÉROE brasileño que intentó hacer JUSTICIA por los argentinos, llamó la atención de las autoridades, quienes decidieron procesar a Derman por intimidación pública, tras ser notificados por el público del CCKR. Es que las actividades de José Derman y su CCKR en La Plata son minuciosamente vigiladas por las autoridades de la UNLP, donde el hombre empezó a estudiar sociología este año.
Es que Derman estuvo procesado por acoso sexual en 2020, tras viralizarse las denuncias de distintas mujeres platenses, a quienes Derman les envió fotos pornográficas de sí mismo junto a mensajes sexuales de toda índole. Dichas mujeres, lideradas por Florencia Zerda, pertenecen al colectivo feminista, y lucharon por el encarcelamiento de Derman primero, a quien consideran peligroso, y luego para impedir que el hombre empezara a cursar en la Universidad de La Plata, pero no lo lograron. Luego de diversos peritajes psiquiátricos, la Justicia determinó que Derman no está en sus cabales, que no comprende la criminalidad de sus acciones, y que por lo tanto es inimputable.

Por eso mismo es que las feministas montan guardia en las redes de José Derman, esperando que el hombre patine y exponga lo peligroso que puede llegar a ser para sus compañeras. Finalmente, al reivindicar con tanta vehemencia el ataque de Sabag Montiel contra la vicepresidenta, Derman pisó el palito. Solo bastan algunos segundos del verborrágico video publicado para notar que el hombre no está bien de la cabeza. Quizás era cuestión de tiempo hasta que las autoridades intervinieran, de esta u otra manera.
EL CONTEXTO DE LA DETENCIÓN
Esta detención supone un dolor de cabeza no sólo para los políticos liberales, como Javier Milei, sino para todo el movimiento libertario. Basta ver cómo tituló la noticia el Grupo América de José Luis Manzano en A24: Cristina Kirchner: detuvieron a un líder ‘libertario’ en un centro neonazi por ‘celebrar’ el atentado. Y, efectivamente, así lo cubrió el canal en la televisión. Para la prensa, Twitter y el público general, José Derman es un líder libertario, el CCKR es libertario, y por lo tanto, este sujeto diagnosticado con retraso madurativo y trastorno delirante paranoide, nos representa a todos nosotros y fundamentalmente, es alfil del diputado Javier Milei. Un verdadero disparate.
El problema se agrava en el contexto actual, cuando el gobierno se dispone a presentar un proyecto de ley para limitar las “expresiones de odio” en la prensa y las redes sociales, que habrían suscitado el ataque de Sabag Montiel contra Cristina. Según el gobierno, dicho ataque sería la antesala de un agravamiento de la violencia política en el país, y por eso es necesario que los organismos de control empiecen a regular las expresiones públicas de usuarios y periodistas. Una verdadera pesadilla totalitaria, que entra en consonancia con la necesidad de Cristina Kirchner de acallar las estridentes voces opositoras mientras hace malabares para esquivar a la justicia en la causa de Vialidad, por la que el fiscal Diego Luciani pidió 12 años de condena para ella, por considerarla jefa de una asociación ilícita.
El senador José Mayans, de hecho, fue más allá y pidió que se detenga el juicio, por considerar que es vergonzoso, inmoral, y que no están garantizados los derechos constitucionales de la vicepresidenta. “Si quieren paz social, paren este juicio”, proclamó.

En el medio de todo esto, una histeria colectiva y una operación mediática de blindaje hacia Kirchner, donde incluso Baby Etchecopar llegó a decir que hoy por hoy y hasta que se esclarezcan los pormenores del atentado, todos somos Cristina… histeria y operación de la que ni Milei, ni buena parte de los influencers libertarios decidieron formar parte. Por suerte, Milei pareció escuchar mi súplica censurada en Instagram y publicada en este mismo sitio No seas cómplice de este circo, y declaró justamente que él no iba a ser parte del circo dantesco que el oficialismo intentó imponer con un feriado mágico y una manifestación masiva perfectamente organizada.
Los medios hegemónicos, cómplices del show, habían acusado a Milei por no solidarizarse con Cristina, y los twitteros K empezaron a difundir que Sabag Montiel era seguidor suyo, lo mismo que su novia, la vendedora de copos de azúcar viral, a quien incluso escracharon con el contenido pornográfico que vendía en internet.

En medio de todo este contexto, la aparición de Derman calzó perfectamente en el relato oficial. Por eso es necesario que tengamos bien presente, tanto para nosotros, como para los operadores en las redes del gobierno, todas las dimensiones de esta historia bizarra y poco conocida, para evitar caer en las trampas de la prensa oficialista: ¿De dónde salieron José Derman y el Centro Cultural Kyle Rittenhouse?
HISTORIA DEL CENTRO CULTURAL KYLE RITTENHOUSE
PARTE UNO: LA «FUERZA UNIDARIA ARGENTINA»
Para conocer la historia del CCKR, debemos remontarnos a mayo del año 2020. Corría el mes 2 de la cuarentena estricta que el gobierno de Alberto Fernández decretó el 20/03 de aquel año. El 7/05 se hizo viral un video de los Pibes Libertarios convocando a exigir el final del aislamiento obligatorio, y muchos liberales, libertarios, conservadores y especímenes de variada tinte conspiranoica se preparaban para organizar y presentarse en la primer gran manifestación pública anti-cuarentena: la del 25/05. Ese día empezaron a formarse los grupos que protagonizarían la toma de la calle por parte de la oposición en los meses subsiguientes, hasta culminar en la masiva reedición del 8N, que contó con la asistencia de unas 10 mil personas autoconvocadas, un inimaginable preludio de la manifestación que pondría fin de facto a la cuarentena obligatoria 20 días después, durante el velorio de Diego Maradona.

Pibes Libertarios, el Partido Libertario CABA, Nueva Centro Derecha, Equipo Republicano, Jóvenes Republicanos, Gimnasios Unidos, Defensa Patriótica Constitucional… son muchos los grupos que nacieron, crecieron y/o se consolidaron en Buenos Aires a lo largo de ese año y en ese contexto, agrupando principalmente las ideologías ya mencionadas: por un lado liberales y libertarios, por el otro conservadores antiglobalistas.
Uno de estos grupos, es la Fuerza Unidaria Argentina. El líder de esta FUA naciente, es Nicolás Mercau, un sociólogo que se autoproclama filósofo político, quien reunió a un variopinto equipo de unas 50 personas bajo su agrupación. Mercau escribió un extenso panfleto (de unas 20 páginas) para presentar a su organización en la siguientes manifestaciones, en donde se especificaba el modo de gobierno que tenían. Es que la FUA no reconoce al Estado argentino como legítimo soberano. Reconoce, en cambio, la soberanía de la Asamblea de la FUA sobre el territorio nacional. Dicha Asamblea está integrada por los socios, quienes son quienes ponen plata en la agrupación.

Eventualmente, Nicolás Mercau sería el socio más influyente de Asamblea, que con el correr de los meses se iría verticalizando hasta coronarlo Presidente de la misma a finales de 2021. Pero no vayamos tan rápido. Primero es importante entender quiénes componían la agrupación y qué ideología defendían.
Por un lado, Mercau consideraba que la desobediencia civil del año 2020 había puesto fin al contrato social entre los ciudadanos y el Estado, y que la Asamblea de la FUA suponía un nuevo contrato social. Por otro lado, los dictámenes de la Asamblea conformaban un nuevo gobierno. Para formar parte de la Asamblea, además de poner dinero debías aceptar ser obediente de lo que disponía.

Así llegaron las primeras decisiones, casi todas pergeñadas por Mercau: el nombre de la agrupación, el logo, y el uso obligatorio de las camisas grises para todos sus miembros, el que quizás sea su detalle más perturbador y filofascista. Mercau se arroga ser quien acuñó el término Unidario. Incluso lo registró en el Registro Nacional de Derechos de Autor. Según Mercau, Unidario es una combinación de los significados de unidad y solidario, dado que la participación voluntaria de la Asamblea de la FUA los distinguía de la obligatoriedad de la Constitución Nacional Argentina.

Toda esta idea de la secesión asamblearia de la FUA debería haber espantado a los patriotas nacionalistas que integraban la organización. En sus orígenes, la FUA aglomeró a conservadores nacionalistas, libertarios, liberales, anarquistas, anarco-socialistas, terraplanistas y antivacunas desideologizados. En aquellas primeras marchas en las que se constituyó la Asamblea, debían ser unas 80 personas. Por supuesto, las distintas ideologías hicieron imposible la convivencia. Al final, resultó inevitable una purga de ciertos elementos demasiado impresentables para cualquier agrupación política que aspire a algún tipo de respeto público, por poner un ejemplo, hubo un momento donde había gente que militaba en contra de las antenas 5G.
Es decir, al principio, dentro de la Asamblea de la FUA podía encontrarse ese heterogéneo universo anti-cuarentena tan propio de aquellas manifestaciones. Pero luego de la purga interna, la agrupación apenas se dividía en dos grupos de unas 15 personas cada uno: los conservadores nacionalistas, liderados por Sebastian Poch, y los leales a la filosofía unidaria fundada por Nicolás Mercau.
PARTE 2: LA FUNDACIÓN DEL CCKR
Con un equipo más pequeño, pero relativamente mejor consolidado, hacia 2021 Mercau se dispuso a proseguir con su plan de expandir la FUA en los sectores populares, para hacer ganar legitimidad a su Asamblea, en búsqueda de que la sociedad argentina adquiriera consciencia de que al desobedecer la cuarentena, habían desconocido al Estado argentino. Es así que abrieron su primer centro cultural, en el barrio de Barracas, Buenos Aires. Y algunas semanas más tarde, llegaría el segundo centro cultural, ubicado en la ciudad de La Plata, regenteado por Sebastián Poch.

La FUA eligió el nombre de Kyle Rittenhouse en homenaje al joven de Wisconsin que defendió la propiedad de sus vecinos a tiros, durante las protestas de Black Live Matters de 2020, tras la muerte de George Floyd. Rittenhouse asesinó a dos delincuentes, pero fue a juicio acusado de ser un supremacista blanco. Como esto último no fue probado, fue declarado inocente, y semejante triunfo de la defensa popular armada fue celebrada por todo el mundo libertario y de la derecha en general.

PARTE 3: LAS FOTOS DE LA POLÉMICA
Mientras FUA crecía en despliegue territorial, Mercau y Poch buscaron el reconocimiento de las demás agrupaciones de derecha, de los partidos liberales, o de los influencers libertarios, para ganar legitimidad política, entidad mediática y sumar nuevos adeptos a sus filas. Pero la dura realidad es que las expresiones violentas y reaccionarias de algunos de sus miembros, especialmente del sector conservador, alejaban cualquier posibilidad de trabajo conjunto. Nadie quería quedar pegado ante un eventual escándalo público, y al ser una agrupación con cada vez menos gente, el costo político de un escándalo iba a ser mayor que cualquier beneficio que la FUA pudiera brindar.
No obstante, Mercau no se rindió, y prosiguió asistiendo con su agrupación a todas las manifestaciones opositoras que tuvieran lugar, grandes o pequeñas. En julio de 2021, se encontraron con Javier Milei. Fue en las manifestaciones que se realizaron en la embajada de Cuba en Buenos Aires, en respaldo a la ola de protestas que se suscitaron en la isla caribeña contra el gobierno de Díaz Canel, heredero de la dictadura de los Castro. Milei apareció por ahí y se sacó fotos con todas las agrupaciones que se lo pidieron. Al parecer, el trato con la FUA fue bueno, lo que despertó alguna esperanza en sus líderes, quienes decidieron hacer acto de presencia en varios de los actos de campaña del por entonces candidato a diputado libertario. Sin embargo, no recibieron apoyo mediático directo por parte de Milei. También se fotografiaron con distintos referentes y agrupaciones, pero nuevamente fueron ignorados mediáticamente, por lo que las expresiones de fastidio en redes sociales, especialmente por parte de Sebastián Poch, se hicieron más frecuentes.




¡Necesitamos trabajar juntos para derrotar a la izquierda!, se quejaba Poch. Aquí es donde aparece su escritor en esta crónica. Yo trabajé en la campaña de Milei el año pasado, desde la agrupación Pibes Libertarios. A pesar de ser un grupo tan excéntrico – las camisas grises de sus miembros y algunas declaraciones despertaban rechazo –, yo les pedí una reunión en septiembre del 2021, luego de las primarias, por dos razones. La primera es que estábamos organizando a todos los voluntarios que quisieran fiscalizar en las elecciones generales de noviembre, junto con el MID (Movimiento de Integración al Desarrollo) y el Partido Libertario de CABA. La segunda es que quería monitorear si finalmente los miembros más comprometidos se habían formado en ideología liberal, tal y como me habían insinuado la última vez que los había visto, en una de las últimas manifestaciones anti-cuarentena donde me los crucé. Mercau y Poch aceptaron encantados poner a disposición a la gente de su agrupación para sumar fiscales, pero pusieron una condición: querían que Javier Milei y La Libertad Avanza salieran a bancar públicamente a uno de sus miembros, quien según ellos estaba siendo perseguido políticamente por la izquierda. Este miembro, formaba parte del CCKR en La Plata, y era amigo de Sebastián Poch.
Por aquel entonces, ya me dedicaba a escribir contenido periodístico para el público libertario, por lo que la historia me pareció interesante. Accedí a conocer al supuesto damnificado. Por un momento creí que finalmente habían abandonado los aspectos más violentos y radicalizados de algunos de sus postulados, pero me equivoqué. Porque una semana después, me presentaron a José Derman.
PARTE 4: JOSÉ DERMAN

Nuevamente frente a la embajada de Cuba, aunque esta vez en una marcha mucho menos concurrida, la FUA me citó para que conociera la historia de Derman. Sebastián Poch, el líder de los conservadores, era quien me lo presentaba. Aquí yo ya noté cierta tensión existente entre él y Nicolás Mercau. Al parecer, a Mercau no le gustaba la presencia de Derman en la agrupación, y también lucía crispado cada vez que Poch lo interrumpía a los gritos para dar por hecha alguna afirmación exagerada. En ese momento lo atribuí a los tironeos propios de la lucha por el liderazgo, presentes en cualquier agrupación, desde la más numerosa hasta la más ignota.
Derman se presentó. Tenía un pañuelo celeste colgado al cuello, como si fuera un babero. Balbuceó un saludo, me dio la mano y enseguida Poch interrumpió nuevamente.

Yo te voy a contar lo que pasó realmente, dijo, antes de que yo pudiera entender nada. Lo que pasa es que este hombre tiene problemas psiquiátricos. ¿Si? Así como lo ves parece bien, pero hace unos meses estaba acabado. Terminado. Destruido. La cuarentena de mierda lo destruyó, como nos destruyó a todos. Pero a él, que tiene problemas psiquiátricos, y que está abandonado por su familia, le afectó aún peor. Cuando lo conocí, ¿sabés como vivía? En la mierda. Sí, literalmente en la mierda. Rodeado de caca de gato, de mugre, de meses sin limpiar y sin bañarse.
En este punto, yo los miraba atónito. Derman intentó agregar algo, pero Poch no se lo permitió: Yo sé que te da vergüenza, pero tiene que conocer la historia completa para entenderte, le dijo. Y prosiguió.
Todos sabemos lo dura que fue la cuarentena. ¿Verdad? A todos se nos complicó concretar un encuentro con una señorita, ¿verdad? Además, con todo este relato femibolche dando vueltas, es cada vez más difícil. ¿Quién no sufrió la abstinencia? ¡Vamos!, decía entre risas. Sólo él reía.
La cuestión, es que preso de la locura como estaba, y de la maldita abstinencia, este hombre sufrió un colapso nervioso y le envió fotopollas a algunas mujeres. Desconocidas, sí, por Facebook e Instagram. ¡Vamos, fotopollas! ¿Es tan grave? ¿Nunca has enviado fotopollas?, me preguntó. Y sí, sí que había enviado fotopollas. ¡Qué sé yo! Me llamó la atención que usara la terminología española fotopolla.
En definitiva, en este monólogo que reconstruí lo mejor que pude, Poch y Derman me contaron que a partir del incidente de las fotopollas, las feminazis habían iniciado una cacería contra Derman, especialmente porque Derman era un activo militante pro-vida, contra de la ideología de género, y en contra de la agenda globalista de la ONU.
Me fui de la reunión bastante perturbado. Querían que Milei y las agrupaciones de la alianza acusaran de persecución política al escrache de un tipo que había distribuido fotopollas. ¿A cambio de qué? ¿De 30 fiscales? Un delirio total. No necesité consultarlo con nadie. La FUA no había aprendido nada. Lo lamenté por Nicolás Mercau, que a veces parecía razonable, pero Sebastián Poch y sus amigos eran inviables.
Cuando llegué a mi casa, decidí buscar el nombre de José Derman en Google. Ahí me enteré la verdadera dimensión del escándalo. Derman no había enviado solo fotopollas, como cualquiera de nosotros envía nudes en una situación de sexting voluntaria. El hombre había hostigado en reiteradas ocasiones a muchas mujeres, les había dejado furiosos mensajes misóginos, había relatado escabrosos mensajes morbosos pseudo-eróticos, y muchas de las fotopollas mencionadas eran retratos a cuerpo completo de él, mirando desencajado a la cámara. A muchas incluso las había amenazado, y a varias de las feministas a quienes agredió, les dijo que esperaba cruzarlas cuando se anotara a cursar en la UNLP. Una verdadera locura.





El caso es que, como dije al principio de este relato, la justicia detuvo a José Derman por este escándalo viral, y finalmente lo liberó tras unas pericias que determinaron que el hombre padecía retraso madurativo, delirios paranoides, y en definitiva, es inimputable, por no comprender la criminalidad de sus acciones.
Yo estaba anonadado. La FUA tenía como uno de sus referentes en La Plata, a un paciente psiquiátrico inimputable semi-rehabilitado, escrachado en todas las redes sociales por hostigamiento sexual, con horrorosa evidencia expuesta en todos lados; con un discurso autoritario y conservador de desprecio total por las mujeres y por el que piensa distinto.
José Derman era la caricatura perfecta de monstruo desequilibrado de ultraderecha que los zurdos querían endilgarnos a los libertarios.
PARTE 5: LA DIVISIÓN DE LA FUA
No accedí a la impensable defensa de José Derman, obviamente. Nadie lo hizo, de ningún espacio político. La FUA se siguió movilizando, sacándose fotos y presentándose ante los nuevos manifestantes, pero la realidad es que eran parias para todos los que estábamos trabajando en las distintas campañas políticas.
Como dije antes, nadie quería quedar pegado ante un posible escándalo. Sin embargo, Milei compartió unos graffitis que hicieron Derman y compañía en un local de Miriam Bregman. Bregman los escrachó, pero increíblemente la historia no cobró mayor relevancia. Por alguna razón, los medios omitieron la historia sexual de Derman. Yo no sabía quién más conocía a José Derman y su horrible historia, ni me interesaba. Me dediqué a fingir que no existían. Decidí fantasear con la idea de que, si nadie más les daba bola, se disolverían solos. Seguí recibiendo mensajes circulares, porque al parecer metieron mi número de teléfono en una lista de difusión por Whatsapp.

Recibía los comunicados de la agrupación en formato PDF, y allí, en extensos y soporíferos textos, ventilaban todos sus planes de acción, todos sus análisis coyunturales, y rendían cuentas a la Asamblea de todo lo que se gastaba. También se comunicaba la resolución de conflictos, que al parecer, a lo largo del verano 21-22 empezaron a profundizarse.
Especialmente, porque Nicolás Mercau reunió fondos de la Asamblea de socios para irse a abrir una sede cultural de la FUA en Mar del Plata. Al parecer, el sector liderado por Poch concibió a esta maniobra como fraudulenta. Cuando Mercau volvió a Buenos Aires, se encontró con que la mitad de la agrupación cuestionaba su autoridad. Por lo tanto, empezó una purga.
Expulsión de miembros, comunicados oficiales, videos de Youtube extensísimos con nulas reproducciones ventilando esta bizarra interna… todo concluyó cuando, en febrero de este año, finalmente Sebastian Poch, José Derman y todos los miembros del grupo de La Plata, decidieron separarse de Mercau y fundar su propia FUA. De esta manera, quedaron dos FUA, que denominaré de la siguiente manera: FUA Línea Fundadora, liderada por Nicolás Mercau; y FUA Línea Conservadora, comandada por Sebastián Poch.
Ahora bien, anduvo circulando una imagen del CCKR solicitando empleados LGBT, y anunciando que fabricaban comida vegana para la venta. Algunos trasnochados en Twitter hicieron ver esto como una especie de horrible trampa de los conservadores para hacerle vaya uno a saber qué maldad a alguien de la comunidad gay, pero esto no es cierto.
Lo que sucede es que Nicolás Mercau, de la FUA Línea Fundadora, posee una ideología bastante más liberal y progresista, pro-LGBT y militante del veganismo. Eso es lo que le hizo chocar mucho con Poch y su grupo, que eran los rancios conservadores autoritarios. Uno se preguntaría cómo terminaron liderando dos facciones de la misma agrupación, pero recordemos que desde sus orígenes, la FUA fue un rejunte de marginales anti-cuarentena que eran rechazados de los demás espacios militantes que se formaban al calor de las protestas de 2020. La separación era inevitable.

Como Mercau tiene derechos de autor sobre el nombre de la agrupación y sobre todo el material escrito al respecto, aparentemente inició acciones legales contra la FUA Línea Conservadora, que siguen usando el nombre. Los conservadores son quienes terminaron poseyendo anclaje territorial en el CCKR, de Poch y Derman.
PARTE 6: EL NUEVO CCKR
Una vez que la FUA Línea Conservadora se independizó, se radicalizaron todos sus aspectos más violentos, más propios de la ultraderecha caricaturesca que es tan funcional al relato de izquierda: gente agresiva, con muchas más ganas de matarse a piñas que de formarse y aprender, para organizarse a difundir su pensamiento.

Poch decidió que era buena idea reorganizar el aspecto artístico del CCKR. Como el objetivo del lugar era representar culturalmente a toda la derecha, dividieron el espacio en tres secciones: sobre el ala izquierda del espacio hicieron un cartel bien grande que decía NACIONALISTAS, y por dentro pintaron imágenes de personajes varios bastante inconexos, como Bolsonaro, Rosas o Seineldín. En el centro pusieron una barra para vender bebidas alcohólicas, y en ala derecha del espacio hicieron un cartel que decía LIBERTARIOS, pintaron retratos de Javier Milei, de El Presto, algunas víboras de Gadsden y algunas consignas libertarias. ¿El objetivo de esto? Atraer libertarios incautos para sumarlos a la agrupación. No les habría funcionado.


Es por esto último que la prensa llamó al lugar como centro cultural libertario, con el obsceno objetivo de vincularnos al vómito de odio de Derman, Poch, y todos estos ultraconservadores marginales expulsados de todos lados, incluso de la mismísima FUA, parias de la derecha por ser exactamente lo que la prensa quiere que seamos. Afortunadamente, por lo que sabemos hoy en el CCKR no son más de 10 militantes, aunque evidentemente el daño mediático que puede hacerle un puñado de desequilibrados a nuestro movimiento es enorme.
Por esa razón es que decidí tomarme el tiempo de escribir estas líneas. No solo porque conozco de primera mano toda esta historia bizarra y desagradable, sino porque no quiero que prime la mentira. Quiero que quede documentada esta realidad: estos tipos no son bien recibidos en el movimiento libertario, no nos representan, no nos movilizan, odian profundamente las libertades humanas, y usan la lucha contra la izquierda y el progresismo como una herramienta para vomitar y proyectar sus propias miserias personales.
Es preciso que veamos, para no comernos las operetas y fake news que intentarán construir sobre nosotros los medios e influencers de izquierda, el siguiente video de Sebastián Poch donde se despega de Milei.
Y el siguiente fragmento del video de José Derman que provocó su detención, donde no sólo se despega de Milei, sino que incluso se despega del movimiento libertario, acusándonos de tibios.
Aunque somos muchos los argentinos que deseamos lo peor para los corruptos y todos sus cómplices, respecto al ataque de Sabag Montiel contra CFK, en el movimiento libertario argentino hubo, en líneas generales, dos tipos de reacciones.
Por un lado, hubo libertarios que repudiaron el ataque, por respeto a las instituciones democráticas. En esta línea, muchos se colocaron del lado de Espert, que tuvo una reacción más moderada, y otros de lado de Milei, quien guardó silencio en las primeras horas y luego ejerció un repudio acompañado con otro repudio más grande al uso evidentemente político que el Gobierno le da al caso.

Por otro lado, estamos los libertarios que no creemos que se haya tratado de un ataque real, sino más bien de un montaje, un falso atentado, o atentado de falsa bandera, tan propio de la inteligencia rusa, que han replicado este modelo en todos sus países aliados durante los últimos 25 años.
Por último y para cerrar esta extensa crónica, vale repasar este aspecto: las fotos de Derman con distintos referentes liberales y libertarios, son de antes de que la FUA Línea Fundadora los expulsara. La FUA Línea Conservadora lideradas por Poch y Derman es tan sólo un antro de rancios, escondidos en ese CCKR que no hace honor ni a su nombre, ni a la batalla cultural que dice representar.