La costumbre histórica se puso una vez más al día esta semana, cuando Cancillería cuestionó públicamente la decisión de Chile de ampliar la proyección de su plataforma continental. Alegó que intentaban “apropiarse” de parte del territorio argentino.
La decisión efectuada el viernes buscaba proyectar la plataforma continental al Este del meridiano 67º 16´ 0´´, y nuestro gobierno apeló al Derecho Internacional. Afirmó que la medida no coincidía con el Tratado de Paz y Amistad celebrado en 1984 que formalizaba los límites hasta entonces vigentes, reconocido internacionalmente por organismos como las Naciones Unidas (ONU).
El órgano dirigido por Felipe Solá comunicó también que Chile buscó la apropiación de un “área de fondos marinos y oceánicos”, que según la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar son patrimonio común de la humanidad.
El presidente chileno, Sebastián Piñera, rompió el silencio el día de hoy ante los dichos de Argentina y afirmó que, a través de su decreto, defiende su soberanía al incluir una parte de la plataforma marítima al sur del Mar de Drake y el Cabo de Hornos (territorios reclamados por Argentina).
La historia no mira con buenos ojos estos sucesos, ya que los conflictos limítrofes con nuestro país vecino son una constante desde nuestros orígenes.
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