
En el año 2016, el periodista Julio Blanck admitió en una entrevista concedida a La Izquierda Diario, que el Grupo Clarín y todo su equipo había realizado periodismo de guerra contra el kirchnerismo, algo que se evidencia en la cobertura mediática que tanto diarios como canales hicieron de los dos gobiernos de Cristina, entre 2007 y 2015, impulsando una fervorosa agenda opositora, exponiendo maniobras de corrupción, e incluso tergiversando declaraciones desafortunadas de distintos funcionarios.

Esta guerra político-mediática confesada por Blanck (editor en jefe del diario Clarín hasta su fallecimiento en 2018), se evidencia también en las declaraciones de Cristina y sus soldados, y en el impulso de la famosa Ley de Medios en 2009, que intentó poner en jaque la hegemonía de los distintos grupos empresarios que conforman el oligopolio de televisión, radios y diarios que eran, en la época previa a la masificación de internet, amos y señores del discurso público argentino.
«A ver: ¿hicimos periodismo de guerra? Sí. Eso es mal periodismo. Fuimos buenos haciendo guerra, estamos vivos, llegamos vivos al final, al último día. Periodismo eso no es como yo lo entiendo, no es el que me gusta hacer. Y yo lo hice, no le echo la culpa a nadie, yo lo hice. Eran las circunstancias e hice cosas que en circunstancias normales por ahí no hubiese hecho, en términos de qué posición tomar o de cierta cosa terminante«, dijo Blanck.
Los libros de historia hablarán sobre esta guerra político-mediática entre Clarín y el kirchnerismo, más específicamente entre el todopoderoso Héctor Magnetto y los socios de Cristina. Este concepto es utilizado desde entonces por los voceros del relato K y sus replicadores, para denunciar la construcción de fake news y de relatos malintencionados sobre sus líderes y su inocente militancia, en el marco de una persecución sin fin.
Por poner algunos ejemplos de Página12, el diario que nos convoca a este artículo, en 2019, Mempo Giardinelli escribió las siguientes líneas en una nota donde denunciaba el periodismo de guerra en su contra y del actor Dady Brieva:
«Esta semana, y como en cadena nacional, el sistema mentimediático utilizó una vez más la tergiversación y la mentira para atacar, con disciplina nazista, al actor y humorista Dady Brieva, y a quien escribe. Como toda estigmatización, inexorablemente delata la debilidad del estigmatizador, que a la vez y en el machacoso afán de mostrar su poder, sólo evidencia resentimiento y debilidad.»
En 2020, Página12 levantó una entrevista que dio Axel Kicillof en AM750, donde el gobernador denunciaba que «el periodismo de guerra volvió redoblado«, y que «el objetivo de Clarín, La Nación y otros medios es desprestigiar, llenar la casilla del odio para un lector desprevenido. Está mal, es indignante, nos perturba y tenemos que pasar mucho tiempo de gestión desarmando esas operaciones«.

Que esta introducción nos sirva de contexto para entender que lo que están haciendo Página12 y los medios masivos en las últimas semanas, es profundizar un modelo de periodismo del que ellos mismos se denuncian como víctimas desde hace años.
Para empezar, la semana pasada intentaron instalar que el Centro Cultura Kyle Rittenhouse y su propietario, José Derman, eran libertarios; postulado que fue definitivamente sepultado en el artículo compartido en esta misma página sobre el tema. Sin embargo, aún hoy siguen llamando «libertario» a Derman y su gente a pesar de que eran confesos ultraconservadores nacionalistas, y a pesar de que en el mismo video que llamó la atención de las autoridades, Derman se despegaba del movimiento libertario y de Javier Milei.
Ahora, el periodista Juan Alonso compartió en su Twitter una supuesta primicia: que Manuel Jorge Gorostiaga, alias Emanuel Danann, es un ex-empleado de la AFI, un agente de Inteligencia al servicio del gobierno de Mauricio Macri, que habría operado entre 2018 y 2020 para infiltrarse en el partido de Javier Milei para llevarse a los libertarios a Juntos por el Cambio.
Rápidamente, la noticia fue tomada por el profesor de la UBA, Juan Ignacio Provéndola, quien también escribió las mentiras sobre el CCKR y José Derman la semana pasada, y quien parece que tiene la tarea de difundir fake news sobre el liberalismo. ¿Será que sólo es un pésimo periodista, que no chequea su información? ¿O efectivamente estamos ante maniobras malintencionadas, propias del periodismo de guerra que se cansaron de denunciar?
En definitiva: Provéndola publicó la nota «La historia de Jorge Gorostiaga: Danann, el influencer antiderechos, misógino, libertario y tambien espía de la AFI macrista«, cuyo eje está en el fake publicado por Alonso horas antes.

Allí se incluyen pasajes como: (…) nunca se supo el empleo formal de quien logra empujar los algoritmos de las redes con la fuerza de sus seguidores y la virulencia de los temas que elige para convertirlos en tendencias. Antiderechos, negacionista, misógino, conspiranoico, antivacunas: Gorostiaga no se priva de nada y por eso luce como referencia pública de la extrema derecha«.
«Se descubrió tras el intento de magnicidio a Cristina Fernández de Kirchner: en la madrugada del viernes se filtró que Jorge Gorostiaga reportó a la AFI desde 2018 a 2020 a pedido de la cúpula macrista del organismo (…) Las fuentes que conocían de cerca sus movimientos aseguran que “lo contrataron para que se infiltrara dentro de los liberales”, tarea que explicaría la intensidad con la que se adentró en el núcleo de Milei para luego abandonarlo«.
Pero, ¿cuál es la fuente que sustenta semejantes barbaridades? Efectivamente, Danann trabajó unos meses para la Agencia Federal de Inteligencia, como traductor en la Dirección Operacional de Inteligencia Exterior. Anteriormente, habia tenido pasos como traductor también por otros organismos del Estado: en 2016 entró en la Secretaría de Asuntos Políticos, y luego en la Dirección Nacional Electoral, tal y como revela el periodista Camilo Cagnacci en el portal PeriodismoYPunto.

Enseguida uno podría imaginarse que esta podría ser una fachada propia de un agente de inteligencia. Pero lo que denuncia Página12 carece de sentido también por las fechas en que se dieron los acontecimientos, y aquí radica la gravedad de la fake new.
Para empezar, Danann inicia sus funciones en el Ministerio del Interior en 2016, entra a la AFI en 2018, y sale del organismo eyectado por Alberto Fernández con el cambio de gobierno, en enero de 2020.
Javier Milei lanzó su candidatura a la política en un live con José Luis Espert en septiembre de 2020, pocos días después de que el gobierno ordenara la detención de El Presto, que había suscitado una impresionante movilización callejera y virtual de todo el liberalismo.
Más aún: en esos momentos, Milei se sumó al espacio de José Luis Espert, y juntos recorrieron varias plazas de la Ciudad y del Conurbano, junto con Luis Rosales. En ese momento, integraban el frente Avanza Libertad. Pero a principios de 2021, la relación se enfrió hasta que se dividieron en dos coaliciones diferentes. En ese entonces, Milei y Ramiro Marra, junto con Unite y el MID, formaron La Libertad Avanza en Capital Federal, coalición que acabaría compitiendo en las elecciones de septiembre (13%) y noviembre (17%).

Lo que nos revela esta información, es que no existe tal cosa como el partido de Milei, dado que tanto Avanza Libertad de Espert como La Libertad Avanza, son coaliciones políticas: alianzas de partidos.
Por si acaso, seamos precisos: Avanza Libertad de Espert está integrado por la UCeDé, el Partido Autonomista, Dignidad Popular, Encuentro Plural Alternativo y Republicanos Unidos de PBA.
La Libertad Avanza de Milei está integrado por el Partido Demócrata Nacional, el MID de CABA, Unite, y el Movimiento por los Jubilados y la Juventud.
¿Y el Partido Libertario? Bueno, no tiene sello oficial, y no parece que vaya a obtenerlo tampoco para las elecciones del año que viene. El caso es que tanto el Partido Libertario de CABA como el de Provincia de Buenos Aires, atravesaron procesos diferentes de conformación política.
Mientras Danann ingresaba a la AFI, ambos PL (capital y provincia) eran expresiones minúsculas y poco influyentes en la opinión pública, muy poco relevantes tanto para el macrismo como para el kirchnerismo. De hecho, el PL tuvo poquísima relevancia en la campaña de Espert en 2019, no sólo porque no tenían los papeles al día, sino porque por aquel entonces apenas tenían un puñado de militantes desorganizados.
Uno podría pensar que da igual lo pequeño y desorganizado que fuera: la AFI podía preveer que el libertarismo y Milei crecerían, y por eso Danann debía infiltrarse en el partido. Y ahí se produce otra gravísima inconsistencia. En primer lugar: el Partido Libertario de CABA no es de Milei, sino de Nicolás Emma, cuyos principales soldados están contratados en la legislatura por Leonardo Saifert.

Javier Milei no participó en el proceso de construcción política ni militante del partido. Tampoco integró nunca el Consejo Directivo. El acercamiento se produce en febrero de 2019, cuando le ofrecen ser Presidente honorífico, dado que necesitaban de apoyo público para ganar legitimidad mediática. Pero incluso en esos tiempos, Milei despreciaba a la política y a la militancia, y así lo hacía saber en su Twitter.
Es decir, el ingreso de Danann como operador político o mediático a la coalición de La Libertad Avanza ocurrió en agosto de 2021, un año y medio luego de haber trabajado en la AFI. Y fue en la coalición, no en el Partido Libertario… que tampoco es un partido todavía, al menos hasta que le salgan los papeles.
Como verán, la historia de Milei en la política no es lineal, es muy reciente, y la participación de Danann en el espacio no estuvo ligado a los armados políticos, sino más bien a su peso mediático. En cualquier caso, tampoco coinciden las fechas: cuando trabajó en la AFI, Milei no era candidato, ni el PL era relevante.
Otro cantar es que Danann siga vinculado al macrismo, y que trabajara para intereses de Juntos por el Cambio no es descabellado, pero tampoco es un secreto.

Entonces Danann fue un mero empleado de oficina, encargado de traducir documentos. Sus detractores lo acusan de ñoqui, pero la ficción que se montó Página12 en torno a su contratación, y las ficciones que vienen construyendo en las últimas semanas, radicalizadas a partir del atentado contra CFK, nos permite concluir que ahora son ellos quienes ejercen periodismo de guerra.
Faltan a la verdad, toman informaciones erróneas e incompletas que se acomoden a su relato, y todo es para justificar la ley contra los «discursos de odio» que busca limitar la libertad de expresión de todas las voces opositoras. Ejercen el periodismo de guerra del que tanto se quejaron, con la gravedad de que lo hacen desde la poltrona del Estado, y para profundizar aún más el modelo tiránico que nos hunde en la pobreza desde hace décadas.
Esa es la razón de su guerra. Nos queda a nosotros hacerles frente.