En un editorial publicado el pasado 29 de enero, The Economist formuló una visión sobre la realidad Argentina en medio de las conversaciones y acuerdos que tuvo el Gobierno con el Fondo Monetario Internacional y de cómo la entidad no puede solucionar la “disfunción”.

El artículo titulado “Mad existence” busca hacer ver como solo un gran paquete de reformas estructurales pueden lograr que el país tenga un pasar económico más estable: “Hace dos décadas, un programa del FMI no logró detener una crisis económica en Argentina. Entre 1998 y 2002, el PIB cayó casi un 20% y el gobierno dejó de pagar su deuda por séptima vez en su historia. Hoy, el futuro de Argentina vuelve a depender de las negociaciones con el FMI. Hasta ahora las conversaciones no van bien.”
Asegurando que son 40 billones de dólares los que se deben pagar en los siguientes años, dio a conocer la realidad de que es dinero que el país no posee, y por lo tanto mientras más se acrecientan las demandas del Fondo, menos credibilidad habrá para que las mismas se cumplan. De los 50 billones que se pidieron durante la presidencia de Mauricio Macri (que luego pasaron a ser 57) ya se desembolsaron 44, y las negociaciones se truncaron luego del cambio de gobierno, dilapidando los acuerdos originales.
Martín Guzmán aseguró que el déficit primario, principal razón por la cual Argentina no puede solventar sus deudas, se resolvería para 2027, a un ritmo que para el FMI es inaceptable. Con la sumatoria de una inflación por arriba del 50%, una brecha cambiaria que cada vez es más grande, sin tiempo, sin confianza para los inversionistas y ningún paquete de reformas que parecen producir algún cambio, el artículo asegura: “el próximo default puede hacer producir un pánico similar al de 2001. El panorama es sombrío y con tintes de deja vú”.