En un hecho sin precedentes en la historia del país: el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, ha declarado el estado de emergencia como respuesta a las protestas en contra de las restricciones impuestas por la pandemia, la vacunación obligatoria y el pase sanitario.
La Ley de Emergencia canadiense se promulgó en el año 1988, y desde ese momento hasta ahora, el país nunca en su historia había necesitado aplicarla.
«El gobierno federal ha invocado la Ley de Emergencia para complementar la capacidad provincial y territorial de hacer frente a los bloqueos y ocupaciones«, dijo Trudeau.
De esta manera, el gobierno canadiense busca hacerse de herramientas legales que le permitan controlar las manifestaciones que, a estas alturas, llevan acumuladas una duración total de 18 días, o lo que es lo miso, más de tres semanas de protestas.

«Se trata de que los canadienses estén a salvo, de proteger los empleos de la gente«, aseguró el mandatario. Además, aclaró que la medida será «limitada en el tiempo» y su uso será «responsable y proporcionado«. También confirmó que no se recurrirá al uso del ejército.
Para esto, Trudeau le otorgó a la policía más «herramientas» para detener o multar a los manifestantes y, de esta manera, «proteger infraestructuras claves para el país«.
Quien también realizó declaraciones sobre este asunto fue la vice primer ministro, Chrystia Freeland, quien informó que los bancos podrán embargar las cuentas personales de quienes participen en estas protestas. Además, indicó que se podrá suspender el seguro de los vehículos de cualquier activista.
Como si lo anterior no fuera suficiente, Freeland confirmó que el gobierno prepara una ampliación de la normativa sobre financiación del terrorismo, para que también se incluyan las criptomonedas y las plataformas de recaudación online. «Hay que seguir el dinero«, explicó Freeland.