Hoy, 20 de junio, se cumplen 48 años de la vuelta de Perón al país y, con ello, de la masacre de Ezeiza que desencadenó. Ex presidente y militar, Perón se mantuvo en el exilio político por 18 años, luego de que, en el ‘55, la Revolución Libertadora lo sacó del poder, exilio por el cual vivió en la Venezuela del dictador Peréz Jiménez, y en la España franquista.
Perón intentó volver al país antes, específicamente en 1964, pero Illia logra que se lo detenga en Brasil y se lo mande de vuelta a España. Además, hacia los fines del gobierno de la Revolución Argentina, tiene una estadía de un mes en su país natal, que le era necesaria por ley para presentarse a Presidente (cosa que, finalmente, no logró).
Según lo planeado, ya con Cámpora en el gobierno, Perón llegaría al aeropuerto de Ezeiza, donde daría un discurso frente a una multitud, siendo él el único orador, acompañado exclusivamente por Isabelita y Lopez Rega, y todos celebrarían su tan esperada llegada. Sin embargo, sucedió lo inesperado: los organizadores del evento, miembros del peronismo ortodoxo, se complotaron para masacrar a los pertenecientes a la Tendencia, quienes fueron disparados desde tres puestos de forma simultánea. Perón aterrizó en un aeropuerto militar, y el día siguiente se declaró en contra del accionar, pero afirmó que “Los peronistas tenemos que retornar a la conducción de nuestro movimiento, ponerlo en marcha y neutralizar a los que pretenden deformarlo”.
El suceso puede considerarse como el primer avance de Perón por sobre la Tendencia, cuya ruptura fue oficializada el 1ro de Mayo del 74, cuando los echa de la Plaza de Mayo. Así, además de los 13 fallecidos, murieron con los disparos las esperanzas de los jóvenes izquierdistas de que Perón trajera con él una revolución de tinte socialista. Curioso, entonces, la utilización política de su imagen, por el mismo sector que fue tan violentamente atacado.